lunes, 4 de junio de 2012

Introducción a las Revoluciones Burguesas

En esta clase comenzaremos el estudio de las “revoluciones burguesas” que marcaron el pasaje desde la antigüedad a la modernidad o, dicho en otros términos, el fin definitivo del feudalismo y el surgimiento del capitalismo. Las revoluciones burguesas o la “doble revolución” están representadas por una revolución en lo económico llevada adelante por Inglaterra y una revolución en lo político y social encabezada por Francia.
En la clase de hoy nos centraremos en el estudio de la primera de ellas. La primera pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué diferenció la revolución industrial de otros procesos de crecimiento económico que se dieron en Europa entre los siglos XIV y XVIII?.  Las diferencias fundamentales fueron que a diferencia de otros momentos de aceleración del crecimiento económico, la Revolución Industrial produjo:

  • una transformación económica y social y

  • un crecimiento autosostenido por medio de una constante revolución tecnológica y transformación social.


La centralidad que adquiere la Revolución Industrial inglesa se comprueba rápidamente al ver que los siguientes procesos industrializadores que se produjeron en Europa usaron la experiencia inglesa como modelo.
La siguiente pregunta que guía el estudio de este proceso se vincula con desentrañar cuáles fueron las causas de que la revolución industrial se produjera en Inglaterra y a fines del siglo XVIII. Esto nos lleva a recuperar los conocimientos que ya teníamos de este reino a la salida de la crisis del siglo XVII.

Recordemos que:

  • El proceso de cercamientos en el campo llevó a la virtual desaparición del campesinado como un grupo compacto y la división de la sociedad rural en terratenientes, arrendatarios y asalariados. La relación que unía a estos tres sectores era básicamente dineraria lo que implica, en definitiva un proceso de monetarización del campo.
  • La protoindustrialización, o desarrollo de la manufactura rural, había producido una diferenciación y especialización regional.
  • Ambos procesos habían contribuido a la creación de un incipiente mercado interno que vinculaba distintas regiones del reino.
  • El comercio internacional había experimentado un cambio cualitativo fundamental producto de la expansión colonialista europea. Esta conquista ultramarina había derivado en la creación de un circuito triangular de intercambio entre Europa, Africa y América. Dentro de Europa los estados continentales de Holanda y Gran Bretaña habían desplazado a los tradicionales polos de comercio internacional localizados en las ciudades italianas.
  • El sistema político inglés ya había experimentado su propia “revolución” que dio origen a una monarquía parlamentaria. El Parlamento había subordinado el poder del rey y se hallaba controlado por una oligarquía de aristócratas terratenientes que, a diferencia de sus pares continentales, tenía fuertes vínculos y/o intereses directos en el comercio.

Con este punto de partida, podemos entrar al estudio de lo que constituyó la primera fase de la revolución industrial centrada en la industria textil del algodón. Esta etapa, desarrollada aproximadamente entre 1780 y 1840, introdujo una nueva forma de sociedad, el capitalismo industrial y una nueva forma productiva, la fábrica. En efecto, la Revolución Industrial no trajo aparejados cambios solamente en la forma de producir y el nivel de acumulación del capital sino también cambios sumamente disruptivos en la vida de los trabajadores que, abandonando el campo fueron a trabajar, y a vivir, en las ciudades.

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