El movimiento fascista al haber surgido de una manifestación social de
un sector específico de Italia, encarnaba la visión de la sociedad de este
grupo por entonces minoritario en la península Itálica. El fascismo creció y
fue un movimiento que basado en el culto al líder tuvo dos aspectos
diferenciados; uno el encarnaba el propio partido nacional fascista y el que
encarnaba la posición de la mística, necesaria según su líder máximo Benito
Mussolini. De ahí surge la necesidad de fascistizar a las masas. Cuando el
movimiento crece y logra formar un partido mayoritario, surge la necesidad de
lograr la masividad para imponerse. Para el fascismo las masas eran un rebaño
que debía ser guiado con entusiasmo e interés. Ya que estas no poseen la
facultad de gobernarse por si solas ni conquistar una conciencia reflexiva y
autónoma. Entonces, debía ser guiada o educada para poder formar parte del
estado fascista. La seguridad de que el hombre obedece al culto y la
espiritualidad llevaron al fascismo a la fascistización de la educación de los
jóvenes del estado.
Debemos tener en cuenta que la estructura fascista no funcionó como la
estructura democrática liberal, la influencia de la masa fascistizada en los
actos de gobierno era irrelevante a comparación del mecanismo inverso. Es
decir, la política llevada a cabo por Mussolini, influenciaba desde el estado a
las masas con un fin específico y fácilmente identificable. Así surge el culto
fascista y el estado pasa a tener una especie de religión cívica que cuando
rivalizó con la iglesia católica ; sobre todo por la monopolización educativa,
el estado no dudo en mantener el entre dicho.
Prof. Pablo Splawski.
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