La década del 90 en la república argentina contiene una ambigüedad particular siendo que ha logrado
unir un determinado crecimiento económico con estabilidad como nunca habían
visto los argentinos. Ahora, si esto se lleva a cabo mediante el endeudamiento
externo e interno, la venta de los activos nacionales y el crecimiento de la
desocupación y la subocupación, además
de la pobreza. Es evidente que no se transita el camino adecuado.
La metamorfosis que
sufrió el ideario político del doctor Menem, es propio de una novela de ciencia
ficción del hombre con aspecto de caudillo riojano que pregonaba por cuestiones
a fin a la doctrina peronista como el salariazo o la revolución productiva.
Pasó a ser, tal vez, el tecnócrata neoliberal más grande que gobernara la
Argentina.
En palabras de
Ricardo Sidícaro “ el gobierno de Menem llevó adelante una gran ruptura con la
tradición peronista” esto se explica con la situación clave que hace de columna vertebral a la problemática.
Para darle inicio
al nuevo orden económico el neoliberalismo debía interceder sobre las
cuestiones que soportaban lo que quedaba del Estado de bienestar. Para lo cual
se debía terminar rápidamente con la intervención del Estado y atraer a las IED.
En nuestra república sucedía que los trabajadores sindicalizados, en su
mayoría, eran de tendencia peronista por afinidad histórica siendo que el
peronismo se inicia y mantiene un fuerte bastión de resistencia en las
fábricas. Esas ventajas obtenidas durante los años peronistas, que fueron
ampliadas en otros gobiernos, hacían del sindicalismo y la masa obrera un foco
de poder muy importante.
De acuerdo con
esto, quien quisiera implementar el neoliberalismo debería disciplinar al
sindicalismo y sus representados. Este plan lo comenzó con furia el proceso de
reorganización nacional, pero fue llevado hasta las últimas consecuencias por
el menemismo. Es paradógico que quien le dé la estocada final al modelo que
profundizó Perón haya sido un peronista.
La apertura de la economía, la desregularización
y las privatizaciones fueron los primeros pasos. Con estas medidas se benefició
a los inversionistas extranjeros. El modelo neoliberal se llevó más hacia la
ortodoxia con la asunción del ministro Cavallo. En esta etapa se desarrolló el
plan de convertibilidad necesario para darle el respaldo y la credibilidad
internacional necesaria al sistema cambiario argentino que encontraba en franca
decadencia siendo que una de las políticas monetarias más comunes, en los
momentos difíciles, es la emisión. Este modelo dejó a la república solamente
con la opción del endeudamiento. Y que no se podía emitir sin aumentar las
reservas siendo que esto afectaría la paridad. Dejaría ser uno a uno.
Cuando había
necesidad imperiosa de emitir dinero la Argentina debía recurrir al
endeudamiento que luego del tequilazo disminuyeron notablemente y cuando se
lograban eran a tasas muy altas. Esto nos dejó en una situación de
vulnerabilidad ante los organismos internacionales. Puesto que a más
endeudamiento, más se pierde la autonomía.
Además el Estado que se encuentra altamente
endeudado no puede hacer frente a momentos
de recesión, por ejemplo, aumentando el gasto para generar consumo o mayor
recaudación para controlar el crecimiento.
Se entabló, también, un nuevo polo de poder :
los inversionistas extranjeros respaldados por sus países. Las privatizaciones,
mercados protegidos, flujos descontrolados de capitales financieros. Fueron sus
armas contra la antigua clase dominante que ahora se veía en una corta
retirada. Aunque no en su totalidad.
Prof. Pablo Splawski.
Prof. Pablo Splawski.
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